Una sonrisa por favor

“Aquí lo esencial sólo fue, aparentemente, una sonrisa. Una sonrisa es a menudo lo esencial. Una sonrisa paga. Una sonrisa recompensa. Una sonrisa anima. Y la cualidad de una sonrisa puede hacer morir.” (“Carta a un rehén”, Antoine de Saint-Exupery).

 

Y si, son muchas las bondades que la sonrisa nos regala. Basta con sonreír para apartar pensamientos y sentimientos negativos. Sonreír nos anima y nos dispone a la acción con entusiasmo y decisión. Un rostro que sonríe proyecta amabilidad, cercanía. Por el contrario, un rostro adusto inexpresivo, distancia, desanima, no invita al encuentro.

 

Sonrío siempre o casi siempre. Sonrío para mí, para los demás. Sonrío en el encuentro y en el adiós. Sonrío al despertar y comprobar que sigo aquí entre los que más quiero y sonrío luego de reconocernos y saber que empezamos juntos otro día. Sonrío porque está en mí el hacerlo, porque me amamantaron y porque crecí entre sonrisas. Sonrío al saludar a todos y a cada uno de mis muertos. Sonrío al contarles en qué ocuparé mi día y sonrío también cuando les agradezco su amor y su legado. Sé muy bien que estoy hecho de sus sonrisas y me siento heredero y responsable de que ellos sigan sonriendo en mi sonrisa.

 

Escribo estas líneas con la esperanza de que alguien que no sonría, sonría poco o que piense que no tiene nada por qué sonreír, pruebe hacerlo. Pruebe instalar una sonrisa, a manera de una mueca por lo menos y que se dé cuenta de cómo se siente en ese instante. Estoy seguro de que será una sensación agradable la que perciba, por pequeña que esta sea, se sentirá mejor en ese instante. Bastaría entonces con ese ejercicio para comprobar el beneficio de sonreír. Confío además en que nuestro testigo, una vez comprobado el beneficio, repita, repita, repita y repita el gesto nuevo en cada encuentro, también a solas, mientras camina, cuando entra o sale de algún lugar, cuándo paga el pasaje, cuándo pregunta, cuándo responde, quiero decir: siempre. Y si estas líneas ayudan a otras personas a descubrir la maravilla de sonreír y el ejercicio se vuelve viral, mejor aún. Así que ya lo sabe amigo lector: Sonría, la vida lo está filmando.

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