El comer en abundancia y sin cuidado lleva comúnmente a la indigestión. El exceso irresponsable de información lleva al empacho. Algunos especialistas en conducta humana llaman a eso “infoxicación”, una propuesta de neologismo por intoxicación. Si bien de síntomas diferentes, indigestión e intoxicación, ambas disfunciones conducen a una estado del organismo llamado homeostasis. Consultando el diccionario encuentro dos acepciones para este vocablo. Me quedo con la segunda: “. f. Autorregulación de la constancia de las propiedades de un sistema influido por agentes exteriores.”. En lenguaje fácil quiere decir empacho y el mismo es la causa de que no estemos cómodos, que nos sintamos pesados, sin ganas, abúlicos, cansados, sin ánimo.
Es una muy buena noticia el saber que tenemos tanta y tan variada información con hacer solo un clic. Lo que resulta preocupante por un lado es que sabiendo que podamos informarnos con tanta facilidad no lo hagamos o lo hagamos poco. Resulta también harto preocupante la ligereza con la que tomamos la información así obtenida. Es fácilmente comprobable como la más de las veces damos por válida la primera información que nos devuelve el buscador. Para obtener información que alimentara una charla que preparaba escribí en el buscador “comunicación efectiva en la visita médica”, tema del que trataba mi charla. La respuesta del buscador fue: “Cerca de 25,500,000 resultados (0.55 segundos)”.En la mitad de lo que dura un segundo me encontré ante millones de sitios con información referida al tema de la consulta, cifra por cierto inmanejable, lo que obliga a hacer la búsqueda más específica. Sin embargo una rápida revisión a un centenar de sitios me hace ver la diversidad de criterios y también la sospecha de que mucho de ese contenido no está suficientemente revisado y validado.
“El azar es un seudónimo que usa Dios cuando no quiere firmar con su nombre”, es una cita que estoy seguro haber leído en algún libro de Tagore (poeta indio). Consultando la frase en el buscador obtuve: “Cerca de 108,000 resultados (0.49 segundos)”. Y en los primeros veinte sitios daban la autoría a Anatole France, otros a Teophile Guatier, uno a Antonio Lobo Antunes y, finalmente, un democrático “de autor anónimo”. No hay que fiarse mucho del internet.