Las charlas de seguridad, de frecuencia diaria, constituyen práctica obligada en muchas empresas, no en todas lamentablemente. Dirigida por el supervisor, la charla no debe exceder de los cinco minutos, lo que obliga a que la comunicación en ella sea clara, concisa y precisa. Este contacto diario permite entre, otras cosas, recordar a cada uno el rol que juega, las responsabilidades a su cargo, los procedimientos a cumplir y también el conocer el estado anímico del personal: vivencias, preocupaciones, sugerencias, etcétera. Conozco empresas en las que la seguridad es tema de principal preocupación y en donde estas charlas cumplen un importante papel en las estadísticas de accidentes presentando resultados con números muy cercanos a cero ocurrencias. El incendio en los cines de Miraflores quizás pudo evitarse o las pérdidas humanas no producirse si en la empresa a cargo se practicara esta técnica de comunicación.
Llama la atención la casi nula preocupación en nuestras ciudades por la seguridad y especialmente por la seguridad de las personas. A muchos empresarios, pequeñísimos, pequeños, medianos y también grandes, les importa muy poco las prácticas de seguridad. Pareciera que las consideran un gasto prescindible. La evidencia diaria mostrada en los noticiarios es patética: extintores vencidos o con candado, mangueras picadas, laberintos de instalaciones eléctricas, rutas de escape ocupadas por vendedores y más atrocidades, muchas más. La responsabilidad es también una gran ausente y esto por una sola razón: la falta de autoridad.
Resulta cómico, por decir lo menos, las acciones (o mejor dicho reacciones) de las autoridades inmediatamente después de producido algún trágico evento (más reacciones y más disparatadas cuanto más trágico el evento). Cito dos que debieran guardarse en la memoria como expresión máxima del ridículo. La primera fue la clausura de un cine a cargo de la alcaldía de Chiclayo “debido a la presencia de hongos” ¡Para la foto!, y la segunda el simulacro de incendio realizado por la Municipalidad de Lima en Mesa Redonda ¡A las 8 de la mañana! Claro, muy bien programado ya que cuando hay mucha gente no dejan trabajar a los bomberos y ahora sí que todo salió muy bonito, ningún herido, ninguna víctima que lamentar. La autoridad cumple. Sí señor.
No solo en la oportunidad de un simulacro o como reacción a alguna tragedia se deben de recordar las obligaciones, los procedimientos y también revisar los dispositivos de seguridad. Se debe hacer a diario y a ello ayudan las charlas de 5 minutos ya que con una comunicación de ida y vuelta se busca que el personal tenga muy claras sus obligaciones minimizando así los riesgos. Preguntémonos sino ¿por qué hay mucho menos accidentes de aviación que en las carreteras? Respuesta: la tripulación revisa el avión por fuera y por dentro siguiendo el procedimiento de vuelo sin saltarse ni un solo paso.